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04 diciembre 2010

DOS PRINCIPIOS RECTORES Y CUATRO GRANDES OBJETIVOS

El 7 de agosto de 2019 Colombia celebrará dos siglos de vida política independiente. Ésta es una fecha histórica y simbólicamente muy importante que invita a una reflexión profunda sobre nuestro pasado y nuestro presente; sobre nuestros logros y debilidades; sobre nuestros aciertos y nuestros errores; pero, ante todo, sobre nuestras potencialidades y nuestro futuro.
Con Visión Colombia II Centenario: 2019, el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vé­lez quiere proponer una amplia discusión entre los partidos y movimientos políticos, la academia, los gremios, la dirigencia regional, los sectores sociales y los ciudadanos, sobre cómo deberá ser Colombia cuando conmemore dos siglos de vida política independiente. Por eso, aunque ésta es una propuesta que se origina en el gobierno, el objetivo es que después de esta amplia discusión sea posible construir una propuesta, no de gobierno, sino de Estado.
Más allá de las diferencias políticas e ideológicas –consustanciales a una sociedad abier­ta y democrática, como la nuestra–, los colombianos debemos y podemos ponernos de acuerdo en unas metas fundamentales y en unas políticas para lograrlas. Este documento propone una visión de mediano y largo plazo, por lo que explícitamente evita entrar en el análisis de la coyuntura y en la discusión sobre los resultados de las políticas del actual o de los anteriores gobiernos.
Este libro es un punto de partida y no de llegada, un punto de referencia y un instru­mento útil para ordenar una discusión que lleve a los colombianos a construir propuestas y plantear soluciones para el país que queremos en el Segundo Centenario.
La Visión del Segundo Centenario se sustenta en unos principios que deben orientarnos –dentro del marco del Estado Social de Derecho establecido en la Constitución– hacia el tipo de sociedad que planteamos para 2019. Estos ideales éticos que deben guiar la pro­puesta de país hacia la conmemoración de los dos siglos de vida política independiente son dos:
• Consolidar un modelo político profundamente democrático, sustentado en los princi­pios de libertad, tolerancia y fraternidad.
• Afianzar un modelo socioeconómico sin exclusiones, basado en la igualdad de oportu­nidades y con un Estado garante de la equidad social.
Estos dos principios son deseables y alcanzables y se desarrollan en cuatro grandes ob­jetivos:
• Una economía que garantice mayor nivel de bienestar.
• Una sociedad más igualitaria y solidaria.
• Una sociedad de ciudadanos libres y responsables.
• Un Estado al servicio de los ciudadanos.
Para el logro de estos cuatro objetivos se han propuesto estrategias, en las cuales se incluyen breves diagnósticos y se plantean metas específicas y acciones para lograrlas. Para el desarrollo de cada meta se definieron líneas de base –la situación actual– de cada variable con la información disponible más reciente. Además se tuvieron en cuen­ta las condiciones sectoriales, las proyecciones de necesidades futuras de recursos para cada estrategia y las restricciones generales fiscales, de balanza de pagos y financieras del país. De esta forma, se llegó a una propuesta que puede ser considerada ambiciosa, pero que es realizable bajo un escenario de crecimiento que Colombia debe y puede lograr:
• Aumentar el tamaño de la economía en 2,1 veces y lograr un nivel de inversión como porcentaje del PIB de 25%.
• Reducir la pobreza –medida con subsidios– a 15% (hoy está en 45%).
• Reducir la tasa de desempleo a 5,0% (en 2004, la tasa promedio fue 13,6%).
• Construir 3,9 millones de viviendas nuevas.
• Reducir el homicidio a una tasa de 8 por 100.000 habitantes.
• Consolidar un Estado funcionando por resultados.
• Aumentar el espacio público en las ciudades de más de 100.000 habitantes de 4 a 10 m2 por habitante.
• Integrar a Colombia al mundo con un papel articulador de bloques y grupos en el con­tinente, gracias a su privilegiada posición geográfica.
Antes de resumir las estrategias que desarrollan los objetivos, es conveniente ex­poner algunos criterios de política que deberán guiar las acciones para el logro de las metas planteadas, particularmente para los sectores sociales. En primer lugar, apren­diendo de la experiencia de Colombia y de otros países tras varios años de imple­mentación de las políticas del llamado Consenso de Washington, hoy es claro que la economía de mercado y la democracia son condiciones necesarias mas no suficientes para lograr resultados sociales. La política gubernamental debe entonces considerar no sólo la parte cuantitativa del crecimiento, sino también su componente cualitativo y plantear estrategias explícitas para alcanzar las metas sociales. En segundo lugar, y relacionado con el anterior, el crecimiento no debe considerarse como un objetivo en sí mismo, sino como un medio para alcanzar las metas de calidad de vida y bienestar de la población.
En tercer lugar, la solución a los problemas sociales no es exclusivamente técnica o de recursos; es sobre todo política e institucional. Tanto, o más importante que el monto de los recursos destinados a lograr las metas, es adecuar la normatividad, los marcos regu­latorios, los arreglos institucionales y obtener los consensos necesarios para implementar las políticas con efectividad.
En cuarto lugar, el éxito de las políticas públicas depende de la existencia permanente de programas de evaluación del gasto que aseguren la eficiencia, eficacia y mayor impac­to de las inversiones públicas. Las decisiones para crear, ampliar, suspender o modificar programas y asignaciones presupuestales deben tomarse con suficiente información. Ésta debe ser de calidad, no sólo para poder evaluar la efectividad del gasto, sino sobre todo para eliminar las grandes brechas y asimetrías de información que existen entre la opinión pública, el gobierno y los grupos de interés organizados.

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